Amnistía Internacional: Una crítica a su sesgada visión de la República Dominicana

Maxwell Reyes

Maxwell Reyes

Santiago.-En un nuevo informe, Amnistía Internacional ha vuelto a señalar con el dedo a la República Dominicana, acusándola de llevar a cabo políticas racistas y violaciones de derechos humanos en su trato hacia los haitianos y »dominicanos» de ascendencia haitiana.

Sin embargo, esta organización internacional parece olvidar o ignorar deliberadamente los hechos y derechos soberanos de la República Dominicana, al tiempo que minimiza el esfuerzo y sacrificio que el país ha hecho para apoyar a Haití y a su población durante años.

El derecho soberano a regular la migración

Es fundamental recordar que, como cualquier nación soberana, la República Dominicana tiene el derecho inalienable de regular su política migratoria y repatriar a extranjeros indocumentados que no cumplen con las leyes de migración del país. Este derecho no solo es legítimo, sino que es una práctica común en todo el mundo. Ningún país puede ser obligado a aceptar la permanencia ilegal de personas en su territorio sin un control adecuado, y la República Dominicana no es una excepción.

Amnistía Internacional parece omitir este principio básico de soberanía nacional en sus críticas, creando una narrativa distorsionada que busca satanizar las medidas legales que el país adopta para proteger su orden interno y su bienestar social. Es indispensable subrayar que estas medidas no son únicas de la República Dominicana; cualquier nación con un sistema migratorio funcional tiene mecanismos similares para regular y controlar la entrada y permanencia de extranjeros.

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Solidaridad sin precedentes hacia Haití

Es inadmisible que Amnistía Internacional ignore el papel crucial que ha desempeñado la República Dominicana en los momentos más difíciles de Haití. Desde el devastador terremoto de 2010 hasta la reciente crisis política y económica, la República Dominicana ha sido un pilar de apoyo para el pueblo haitiano. Miles de haitianos han cruzado la frontera en busca de refugio, atención médica, y mejores oportunidades, y han sido recibidos con solidaridad y apoyo, incluso cuando esto ha implicado una carga significativa para los recursos dominicanos.

Este apoyo no se ha limitado a la asistencia humanitaria en tiempos de crisis. En comunidades y barrios de todo el país, haitianos y dominicanos conviven pacíficamente, trabajando juntos y contribuyendo al desarrollo económico y social del país. Esta convivencia, en gran medida armoniosa, es una muestra clara de que la República Dominicana no es un país racista, como pretende Amnistía Internacional, sino una nación que, a pesar de sus desafíos, ha tendido la mano a quienes lo necesitan.

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Intereses oscuros detrás de la presión internacional

No es un secreto que existen poderosos sectores, tanto nacionales como internacionales, que han intentado manipular la situación migratoria en la República Dominicana para sus propios fines. Estos actores, que operan dentro y fuera del gobierno, no han dejado de maquinar, presionar y chantajear a la República Dominicana, utilizando a organizaciones como Amnistía Internacional para avanzar sus agendas. Estas tácticas de presión buscan desestabilizar al país y obligarlo a aceptar condiciones que van en contra de su soberanía y bienestar.

El fallo del Tribunal Constitucional y la soberanía jurídica

El 23 de septiembre de 2013, el Tribunal Constitucional de la República Dominicana emitió la sentencia TC/0168/13, una decisión que ha sido injustamente demonizada por Amnistía Internacional y otros grupos internacionales. Este fallo establece que los hijos de indocumentados haitianos nacidos en el país desde 1929 no tienen la nacionalidad dominicana. Es esencial entender que esta decisión no es una expresión de racismo, sino una reafirmación del derecho soberano de la República Dominicana a definir y aplicar sus propias leyes de nacionalidad, en consonancia con su Constitución.

Pretender que la República Dominicana deba otorgar la nacionalidad de forma automática y retroactiva a personas que no cumplen con los requisitos legales es, en sí mismo, un ataque a la soberanía del país. Cada nación tiene el derecho de definir quién es y quién no es ciudadano bajo sus leyes. Este principio es fundamental para la existencia de un estado de derecho, y la República Dominicana no es diferente.

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Crítica necesaria a Amnistía Internacional

Es hora de que Amnistía Internacional deje de lado su narrativa simplista y sesgada sobre la República Dominicana. En lugar de continuar con una campaña de desprestigio, debería reconocer los derechos soberanos del país, su solidaridad hacia Haití y la convivencia pacífica entre dominicanos y haitianos que ha caracterizado la historia reciente. La República Dominicana tiene el derecho de proteger su territorio y sus ciudadanos, y cualquier intento de socavar este derecho debe ser firmemente rechazado.

La realidad es que la República Dominicana ha demostrado, una y otra vez, su compromiso con los derechos humanos y la solidaridad, pero no debe ser obligada a sacrificar su soberanía y seguridad en el proceso. Es hora de que Amnistía Internacional y otras organizaciones internacionales reconozcan estos hechos y cesen en su empeño de distorsionar la verdad para servir a intereses ajenos al bienestar del pueblo dominicano.

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