Renuncia del director del CDES: Reynaldo Peguero

Reynaldo Peguero deja su cargo tras diferencias institucionales

Santiago.-El director ejecutivo del Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES), Reynaldo Peguero, presentó su renuncia irrevocable el 12 de diciembre de 2024, alegando dificultades para mantener un clima de armonía institucional.

La dimisión, dirigida al presidente del consejo, Ricardo Fondeur, y a la Junta Directiva, marca el fin de una etapa en la que Peguero lideró la coordinación de iniciativas del Plan Estratégico de Santiago, uno de los principales instrumentos para el desarrollo sostenible de la Ciudad Corazón.


La carta de renuncia de Peguero, fechada y entregada en la sede del CDES en Santiago, República Dominicana, refleja el desgaste en la relación interna entre el ejecutivo y otras instancias del consejo. En su misiva, Peguero lamentó no haber contado con el “espacio suficiente y equilibrado para seguir avanzando en armonía institucional”. Esta situación, según el exdirector, dificultó la implementación de políticas y proyectos que buscaban consolidar las estrategias de desarrollo local.


El Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago es una entidad clave para la planificación y ejecución del desarrollo urbano, económico, social y cultural de la provincia de Santiago.

Desde su creación, el CDES ha fungido como una plataforma de articulación entre el sector público, el privado y la sociedad civil, con el objetivo de trazar líneas de acción que permitan un crecimiento ordenado, inclusivo y sostenible.

El director ejecutivo ocupa un rol central en este andamiaje, ya que coordina la implementación del Plan Estratégico de Santiago, un documento marco que orienta el rumbo de la ciudad y sus comunidades a corto, mediano y largo plazo.

La figura de Reynaldo Peguero dentro del CDES


Reynaldo Peguero venía desempeñándose como director ejecutivo del CDES desde hace varios años, consolidándose como un rostro visible y promotor de las iniciativas estratégicas de la organización.

Bajo su gestión, se impulsaron programas orientados al ordenamiento territorial, la modernización de infraestructuras, el fortalecimiento de la competitividad económica local y el fomento de la cultura, la educación y la innovación. Su salida se produce en un momento en que Santiago busca posicionarse con mayor fuerza dentro del contexto nacional y regional, enfrentando retos económicos, sociales y medioambientales.


En su carta de renuncia, Peguero afirmó que el ambiente interno del CDES no permitió encontrar el balance necesario para la implementación efectiva del Plan Estratégico de Santiago. “No fue posible encontrar el espacio suficiente y equilibrado para seguir avanzando en armonía institucional”, expresó.

Estas palabras sugieren que más allá de las diferencias, el exdirector considera que las dinámicas internas del consejo no favorecieron el diálogo, la cooperación y la alineación de objetivos. Sin embargo, no ofreció detalles específicos sobre las causas concretas de dichas tensiones.

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A pesar de su dimisión, Peguero aseguró que su compromiso con Santiago y el país permanece intacto. “Desde otros espacios continuaré mi colaboración con el desarrollo socio territorial sostenible”, aseveró, mostrando disposición para seguir aportando ideas, conocimientos y asesorías a proyectos de interés público. Esta postura indica que, si bien abandona el CDES, su interés en el progreso de la provincia y de República Dominicana sigue vigente, ya sea desde el sector académico, consultorías especializadas, organizaciones no gubernamentales o incluso la empresa privada.


Peguero también subrayó en su comunicación su respaldo a las políticas públicas y los proyectos impulsados por figuras clave del ámbito político y administrativo. Entre ellas mencionó al presidente Luis Abinader, la gobernadora Rosa Santos, el alcalde Ulises Rodríguez y el senador Daniel Rivera. Con este gesto, el exdirector del CDES reconoce la importancia de la sinergia entre distintos niveles de gobierno para impulsar el desarrollo local. Al mismo tiempo, deja abierta la puerta para colaborar con estas y otras autoridades que trabajen en favor del crecimiento sostenible de Santiago, aunque ya no desde el CDES.


El Plan Estratégico de Santiago, eje central del trabajo del CDES, busca articular esfuerzos en áreas tan diversas como la infraestructura, la movilidad urbana, la seguridad ciudadana, la gestión medioambiental, la promoción cultural y la innovación tecnológica. Este instrumento ofrece una hoja de ruta para abordar las desigualdades sociales, mejorar la competitividad económica, optimizar los servicios públicos y fortalecer la identidad cultural de la provincia. Bajo el liderazgo de Peguero, se impulsaron iniciativas orientadas a aprovechar el potencial turístico de Santiago, su posición geográfica estratégica y su vocación industrial y agropecuaria.


Hasta el momento, las reacciones oficiales dentro del CDES se han mantenido moderadas. Se espera que en las próximas semanas el presidente del consejo, Ricardo Fondeur, y la Junta Directiva emitan comunicados o realicen declaraciones más amplias sobre el rumbo que tomará la institución tras la salida de Peguero. La renuncia coloca al CDES en una encrucijada: deberá encontrar un nuevo líder que mantenga el impulso de las iniciativas en curso y garantice la continuidad de la visión a largo plazo de la entidad.


Durante la gestión de Peguero, el CDES colaboró con diversas entidades estatales, municipales y privadas para facilitar el flujo de inversiones, el mejoramiento de la infraestructura vial, el embellecimiento urbano, la optimización de la gestión de residuos y el fortalecimiento de la educación. Además, se promovieron estudios y diagnósticos sobre el desarrollo de Santiago, contribuyendo a la toma de decisiones informadas y a la formulación de planes de acción concretos. Algunos observadores locales resaltan la labor de Peguero en la consolidación del CDES como un ente referente en materia de planificación estratégica.

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La fortaleza del CDES se basa en el diálogo entre múltiples actores: autoridades públicas, empresarios, líderes comunitarios, académicos y representantes de la sociedad civil. Esta dinámica, sin embargo, puede generar roces internos al intentar conciliar intereses diversos y visiones contrastantes sobre el rumbo que debe tomar Santiago. La salida de Peguero pone de manifiesto la complejidad de mantener una institucionalidad sólida y efectiva cuando hay múltiples prioridades en juego. La capacidad del CDES de sobreponerse a esta coyuntura dependerá, en gran medida, de la voluntad de todos los sectores involucrados.


Santiago enfrenta una serie de desafíos que exigen una planificación integral y un liderazgo sólido. Entre ellos se incluyen la necesidad de mejorar el transporte público, optimizar el uso del suelo, garantizar mayor seguridad ciudadana, promover el emprendimiento local, fortalecer la educación técnica y universitaria, y fomentar la preservación del patrimonio histórico y cultural. Además, el crecimiento demográfico y las presiones medioambientales añaden urgencia a la implementación de políticas que equilibren el desarrollo económico con la sostenibilidad a largo plazo.


La provincia de Santiago no puede ser analizada en un vacío, pues su desempeño impacta la economía y la calidad de vida de toda la República Dominicana. La administración del presidente Luis Abinader ha manifestado interés en impulsar proyectos que dinamicen la economía de las provincias del Cibao, buscando reducir las brechas entre la capital y el interior del país. La articulación entre las políticas nacionales y los planes locales, como el Plan Estratégico de Santiago, es esencial para lograr un desarrollo más equilibrado y justo.


Con la salida de Peguero, el CDES se encuentra ante la necesidad de reestructurarse, renovar sus liderazgos y reforzar el diálogo interno. Quienes asuman las riendas de la institución deberán mostrar habilidades para la concertación, el manejo de conflictos y la construcción de consensos, cualidades imprescindibles para llevar adelante un plan tan ambicioso y transversal como el de Santiago. Por su parte, la sociedad civil y los sectores productivos deberán mantenerse vigilantes y activos, demandando transparencia, eficacia y resultados concretos.


Aunque la renuncia de Peguero representa un cambio significativo, es probable que muchas de las iniciativas ya encaminadas continúen su curso. Los proyectos de infraestructura, los programas de capacitación, los estudios de impacto, las alianzas con universidades y las mesas de trabajo sectoriales no dependen de una sola persona. Sin embargo, el factor liderazgo es crucial para acelerar procesos, desbloquear cuellos de botella y mantener un sentido de dirección y propósito compartido.

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La situación del CDES pone sobre la mesa la importancia de una gobernanza local más robusta y participativa. Cuando se trata de diseñar el futuro de una ciudad como Santiago, con una población dinámica, una economía diversificada y una rica tradición cultural, no basta con planes sobre papel. Es necesario que las instituciones funcionen bajo principios de transparencia, colaboración, rendición de cuentas y un liderazgo que entienda la complejidad del territorio.


En los próximos meses, la Junta Directiva del CDES deberá convocar a un nuevo proceso de selección para el puesto de director ejecutivo. Podrían postularse expertos en planificación urbana, gestores con experiencia en articulación interinstitucional o líderes comunitarios con amplio conocimiento de la realidad santiaguera. Cualquiera sea la elección, el perfil ideal será aquel que sume capacidad técnica, sensibilidad social, una visión estratégica y la aptitud para construir puentes entre sectores.


A pesar de las dificultades y las diferencias que lo llevaron a renunciar, es posible que el legado de Peguero dentro del CDES se mantenga en ciertas políticas, planes piloto y dinámicas de trabajo ya establecidas. Su labor puede evaluarse a la luz de resultados concretos, como proyectos concluidos, financiamientos obtenidos, la calidad de los estudios técnicos generados o el nivel de incidencia en la toma de decisiones públicas y privadas. Conforme pase el tiempo, se podrá analizar con mayor perspectiva el impacto de su dirección en el posicionamiento de Santiago como una ciudad más ordenada, competitiva y equitativa.


La renuncia de Peguero es, sin duda, un reto para el CDES, pero también una oportunidad para replantear estrategias, fortalecer la institucionalidad y mejorar los canales de comunicación interna. Si la organización aprovecha esta coyuntura para hacer ajustes, podría emerger con renovados bríos, más capacidad de gestión y una mayor disposición al consenso. Para que el Plan Estratégico de Santiago continúe siendo un faro que guíe el desarrollo, los actores involucrados deberán reconocer las lecciones que deja esta transición y seguir apostando por el diálogo como base de la construcción de un futuro común.


La dimisión de Reynaldo Peguero del CDES, motivada por diferencias institucionales, destaca la complejidad de gestionar el desarrollo sostenible a nivel local. Santiago, una ciudad llamada a ser referente regional, enfrenta el desafío de mantener la continuidad de su plan estratégico sin sacrificar la cohesión interna. Este episodio pone de relieve la importancia de contar con liderazgos que sumen, reconozcan las diversidades de intereses y fortalezcan las alianzas entre sectores. De la respuesta del CDES a esta coyuntura dependerá, en buena medida, la capacidad de Santiago para seguir avanzando hacia un futuro próspero, inclusivo y armónico.

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