El crimen de Héctor Méndez: misterio 40 años sin respuestas

Héctor Méndez fue secuestrado la noche del 4 de enero de 1985

Santo Domingo.-Héctor Méndez, un cambista de 31 años que administraba varias casas de cambio en Santo Domingo, desapareció la noche del 4 de enero de 1985 tras ser interceptado por varios hombres vestidos de policía frente a su apartamento en la avenida Francia, cerca del Palacio de la Policía Nacional.

Días después, su cadáver y el del chofer Napoleón Reyes aparecieron con evidentes signos de violencia. A pesar de múltiples sospechas sobre el posible involucramiento de miembros de la Policía o de redes de extorsión, el caso sigue sin resolverse 40 años después y nadie ha sido condenado.

Lo esencial del suceso

La noche del 4 de enero de 1985, Héctor Méndez regresó a su apartamento, ubicado en el edificio número 125 de la avenida Francia. Unos hombres que portaban uniformes policiales habrían desenroscado la bombilla de la escalera para dificultarle la visibilidad.

Se acercaron a él y, supuestamente, lo obligaron a subir a su propio vehículo, un Mercedes de color rojo.

En ese momento, Napoleón Reyes, chofer de una agencia de turismo instalada en la primera planta del mismo edificio, presenció la escena. Al percatarse de su presencia, los presuntos secuestradores también lo subieron al auto.

Ambos fueron llevados rumbo a las inmediaciones de la avenida Charles de Gaulle y la base aérea de San Isidro, según las versiones recogidas después por periodistas y abogados que siguieron el caso.

Tres días más tarde, los cuerpos sin vida de Méndez y Reyes fueron hallados en un terreno deshabitado, con señales de un violento forcejeo. Nadie solicitó rescate y nunca se esclareció de manera contundente el motivo que llevó a su asesinato.

Detalles adicionales

  1. Perfil de Héctor Méndez
    • Edad: 31 años.
    • Estado civil: Soltero, sin hijos.
    • Ocupación: Cambista y presidente de la asociación de bancos de cambio de Santo Domingo.
    • Antecedentes familiares: Provenía de una familia con comercios en la zona del Mercado Modelo, dedicada a la venta mayorista de alimentos.
  2. Perfil de Napoleón Reyes
    • Edad: 51 años.
    • Ocupación: Chofer en la agencia de turismo instalada en la planta baja del edificio #125.
    • Situación familiar: Evangélico, padre de dos niños (una niña de 8 años y un varón de 1 año).
  3. Circunstancias de la desaparición
    • Héctor Méndez planeaba cenar esa noche con una familia puertorriqueña en un hotel de Santo Domingo.
    • Se presume que la falta de iluminación al momento de subir las escaleras fue planeada para facilitar el secuestro.
    • Napoleón Reyes, quien simplemente cumplía su labor de chofer, fue testigo involuntario y terminó siendo también víctima de los agresores.
  4. Hallazgo de los cadáveres
    • Las autoridades y familiares buscaron intensamente a Méndez y a Reyes durante varios días.
    • Finalmente, los cuerpos aparecieron en un lugar solitario y sin iluminación, cerca de la base aérea de San Isidro.
    • Según informes de prensa, Héctor Méndez presentaba golpes severos y varios disparos. Napoleón Reyes recibió un balazo mortal.
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¿Crimen de Estado o secuestro frustrado?

A lo largo de cuatro décadas, han surgido numerosas teorías sobre los motivos del asesinato de Héctor Méndez y Napoleón Reyes:

  • Extorsión policial: Algunas versiones señalan que Méndez estaba siendo extorsionado por un oficial que le exigía pagos cada vez más altos. Al negarse a continuar dando dinero, habría desencadenado la represalia.
  • Comando de la libertad: Varias de las personas detenidas en relación con el crimen eran supuestamente integrantes de un grupo denominado “Comando de la libertad”. Entre ellos se mencionan individuos Juan Bautista Santana Peguero (Mayo), Pedro Alejandro García Berry, Rafael Vargas (Rafelito Boca de Cueva), Pedro Antonio Sánchez Díaz (Pepe) y Jorge Danilo Infante Reyes (Danilo El Karateca), relacionados con robos y secuestros.
  • Hipótesis de crimen político: Políticos y personalidades destacadas, como Joaquín Balaguer, hablaron de “crimen de Estado”. Asimismo, algunos medios señalaron la posibilidad de que altos funcionarios de ese entonces estuvieran involucrados.
  • Intereses económicos: Por su posición como presidente de la asociación de bancos de cambio, Méndez manejaba sumas importantes de dinero. Se especuló que los homicidas buscaban una fuerte suma que se habría depositado el día de su muerte, aunque esta versión nunca se probó plenamente.
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La investigación policial y el juicio

  • Cambio de mando en la Policía: Apenas dos días después de la desaparición de Méndez, fue sustituido el entonces jefe de la Policía. Sin embargo, este relevo no aportó avances significativos en la investigación.
  • Detenciones y acusaciones: Se señaló como presuntos responsables a varios integrantes del supuesto “Comando de la libertad”. La mayoría enfrentaba un historial delictivo previo.
  • Contradicciones en las declaraciones: Algunos implicados confesaron una versión de los hechos en la que Méndez habría sido golpeado y asesinado en un intento de robarle dinero. Sin embargo, la familia Méndez no creyó totalmente en este relato y afirmó que hubo múltiples contradicciones en cada testimonio.
  • Falta de condenas: Pese a varias detenciones, el caso no llegó a una sentencia firme. Con el paso de los años, los involucrados quedaron en libertad bajo fianza, fueron extraditados a Estados Unidos o murieron en incidentes violentos. Al final, nadie fue condenado por el doble asesinato.

Secuelas y testimonios

  1. Recompensa de la familia Méndez
    Quince días después de hallarse los cadáveres, los familiares de Héctor ofrecieron 100,000 pesos dominicanos a quien facilitara información. Este gesto no condujo a resultados contundentes.
  2. Versión de la autopsia y reclamos familiares
    • La Policía afirmó inicialmente que Méndez había muerto también a balazos, mientras la familia aseguraba que, además, había sido golpeado brutalmente.
    • Una autopsia determinó que el fallecimiento fue producto de disparos en la cabeza, pero el informe no cerró la discusión sobre el uso de palos u otros objetos contundentes.
  3. Muertes violentas de los acusados
    • “Mayo” falleció durante un enfrentamiento con la Policía.
    • “El Karateca” murió también a tiros en un incidente relacionado con un presunto intento de asalto a turistas en Boca Chica.
    • Pedro Alejandro García Berry, señalado como “autor intelectual”, fue extraditado desde Nueva York y luego liberado; eventualmente murió violentamente en Manhattan.
  4. Declaraciones de Joaquín Balaguer y otros
    • Joaquín Balaguer se refirió a la posibilidad de un “crimen de Estado”.
    • La familia Méndez señaló que un alto oficial presionaba económicamente a Héctor.
    • Se llegó a mencionar al gobierno del entonces presidente Salvador Jorge Blanco, aunque no se encontró evidencia que lo implicase directamente.
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Un enigma que perdura

Después de cuatro décadas, el caso Méndez continúa siendo un misterio en la historia policial dominicana. El expediente se estancó en los tribunales y jamás llegó a juicio definitivo. Las sospechas sobre la posible implicación de figuras de alto rango crearon controversias políticas y alimentaron un clima de desconfianza hacia las instituciones encargadas de investigar el crimen.

Además, el suceso expuso la vulnerabilidad de los comerciantes cambiarios en la década de 1980. Héctor Méndez fue recordado como un empresario “aguerrido” que construyó su fortuna a base de esfuerzo, pero terminó envuelto en una oscura trama que, hasta hoy, sigue sin resolverse.

La historia de Héctor Méndez y el chofer Napoleón Reyes es un caso emblemático que ilustra las fisuras en el sistema judicial y policial de la República Dominicana durante la época. Más allá de las conjeturas sobre un posible crimen de Estado, la narrativa está marcada por el dolor de dos familias y la absoluta carencia de justicia.

Aunque la sociedad dominicana ha cambiado en muchos aspectos desde 1985, esta clase de episodios sirve de recordatorio sobre la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en las instituciones de seguridad. El silencio y el olvido no permiten a la población pasar página ni garantizan que atrocidades como esta no vuelvan a repetirse.

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