Sociedad Dominicana: duras revelaciones de sus lacras

Santiago.-El abogado dominicano Ramón Antonio Veras (Negro Veras) ha denunciado recientemente, las profundas lacras que afectan a la sociedad dominicana. En su artículo, expone cómo la inseguridad, la corrupción y la falta de servicios esenciales ponen en riesgo la dignidad de miles de ciudadanos, especialmente de quienes viven en condiciones de pobreza.

En su reflexión titulada “La sociedad dominicana muestra sus lacras”, Veras presenta una lista de realidades crudas que, a su juicio, revelan la precariedad con que se desenvuelve gran parte de la población en el país. Según el abogado, estas “manchas” son tan evidentes que resulta imposible ocultarlas o disimularlas. A continuación, se exponen los principales puntos que revela su análisis:

  1. La sociedad se exhibe a sí misma
    Veras sostiene que la República Dominicana pone a la vista sus peores fallas: las injusticias y las amenazas que la mayoría de la población enfrenta a diario. En su opinión, “por muy beneficiada que sea una persona por la forma como está regido nuestro país en lo económico, político y social, debe reconocer que no es la más adecuada para el desarrollo humano”.
  2. Vulnerabilidad de las madres y sus hijos
    El abogado destaca cómo las mujeres que deciden parir y vivir en República Dominicana se encuentran expuestas, junto a sus hijos, “a toda clase de daños morales y materiales”. A su entender, la falta de asistencia sanitaria y de una estructura de protección social deja a las familias más necesitadas en una situación de indefensión constante.
  3. Pobreza y muerte
    Veras afirma que nacer en la República Dominicana en condición de pobreza equivale a llegar “al mundo de los vivos con su ataúd debajo del brazo, porque lo único que tiene asegurada es su muerte”. La escasa inversión pública y la ausencia de políticas efectivas, asegura, dificultan que quienes nacen en hogares de escasos recursos puedan romper el ciclo de la pobreza.
  4. Inseguridad en aumento
    La inseguridad es otro de los ejes centrales de su artículo. De acuerdo con Veras, “cualquier persona está expuesta a que le desprendan la cabeza, así por así”, enfatizando la gravedad de la delincuencia. Para él, la protección se ha vuelto un privilegio ligado a la capacidad económica: “Para estar al abrigo de los criminales, usted debe armarse o tener un servicio privado”.
  5. Deficiente acceso a la salud
    El autor advierte que la población dominicana necesita mantener su salud a toda costa, porque “si cae enferma no hay servicio de salud pública garantizado. Lo que le queda es morir”. Este señalamiento, de acuerdo con expertos y organizaciones sociales, coincide con la realidad de un sistema de salud pública que funciona con múltiples carencias, desde equipamiento hasta personal médico adecuado.
  6. Educación desigual
    Otro de los puntos clave de su exposición es la brecha educativa: “Tener una formación escolar de calidad es para los ricos, porque la que el Estado le ofrece a la gente del pueblo es mala y cada día peor”. Veras reitera que la escuela pública no logra suplir la demanda de una educación transformadora y que, por tanto, quienes carecen de recursos quedan rezagados desde temprana edad.
  7. Falta de vivienda digna
    Sobre el derecho a la vivienda, el jurista señala que “eso de vivienda digna es un concepto para ocupar un espacio en la cabeza de los marginados sociales”. En la práctica, denuncia que las familias de menores ingresos deben conformarse con viviendas construidas de forma precaria, sin servicios básicos y a menudo ubicadas en zonas de alto riesgo.
  8. Corrupción y otros males estructurales
    Veras menciona la corrupción, el ladronismo, la prostitución, el narcotráfico y el hambre como “característicos del modelo de la sociedad dominicana”. Sostiene que estos vicios son resultado de un modelo económico y social que privilegia intereses particulares, fomentando la impunidad y el enriquecimiento ilícito en detrimento de la mayoría.
  9. Llamado a la transformación
    Tras enumerar estos problemas, el abogado insta a actuar para “eliminarla por infecunda y dañosa”. A su juicio, los dominicanos deben comprometerse a sustituir el “ordenamiento económico y social que causa daño” por otro basado en el desarrollo humano, que priorice la dignidad de la vida por encima de los beneficios económicos.
  10. Reflexiones desde un centro hospitalario
    El autor cierra su artículo recordando su propia condición de paciente en un centro de salud, lo cual refuerza la urgencia de contar con un sistema sanitario eficiente y equitativo. Para él, quejarse de la precariedad no basta: el cambio debe venir de una toma de conciencia colectiva y de la acción coordinada de todos los sectores sociales.
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Las reflexiones del abogado Ramón Antonio Veras, conocido popularmente como “Negro Veras”, no son las primeras en llamar la atención sobre las disparidades y carencias de la sociedad dominicana. Con una trayectoria reconocida en el ámbito legal, Veras ha sido un referente para temas de derechos humanos y justicia social en la República Dominicana.

En otras ocasiones, figuras públicas y organizaciones de la sociedad civil han coincidido con estas denuncias, resaltando la necesidad de reformas estructurales que fortalezcan la educación, la salud y la seguridad ciudadana. Diversos informes internacionales, incluyendo los de organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Mundial, han subrayado la brecha de desigualdad que persiste en el país.

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La República Dominicana ha experimentado un notable crecimiento económico en las últimas décadas, especialmente en sectores como el turismo y los servicios. Sin embargo, el desarrollo no siempre ha llegado a las zonas rurales ni a los barrios más empobrecidos de las ciudades. Esto provoca que, pese a las mejorías en cifras macroeconómicas, una parte importante de la población siga atrapada en la pobreza.

Según analistas consultados en diversas publicaciones, la corrupción en el aparato estatal y el narcotráfico se han convertido en dos de los mayores desafíos para el orden público. La combinación de escasa rendición de cuentas y la falta de institucionalidad contribuye a agravar estos problemas, que repercuten en la calidad de vida de la mayoría de los dominicanos.

Además, el tema de la inseguridad ha cobrado creciente relevancia en los últimos años, con denuncias de homicidios, robos y violencia callejera. El señalamiento de Veras acerca de la necesidad de protección privada puede interpretarse como una crítica directa a la incapacidad de las autoridades para garantizar la seguridad de la ciudadanía. Muchas familias optan por cercar sus viviendas o contratar vigilantes en urbanizaciones, pero este tipo de soluciones no está al alcance de la población más empobrecida.

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En el plano educativo, estudios independientes han evidenciado la disparidad entre la educación pública y la privada, reflejada en resultados de pruebas nacionales e internacionales. Mientras algunos sectores con mayores recursos logran estándares de calidad similares a los de otros países de la región, buena parte de la población se mantiene con índices de rendimiento académico deficientes, lo que perpetúa la desigualdad social.

Respecto a la salud, la República Dominicana enfrenta el reto de un sistema público que, si bien tiene hospitales y clínicas regionales, suele carecer de insumos básicos y equipos para atender la demanda. El testimonio de Veras desde un hospital reafirma la urgencia de robustecer las políticas de salud, garantizando una cobertura universal y de calidad.

El llamado de Ramón Antonio Veras a ver de frente las lacras que exhibe la sociedad dominicana busca generar consciencia sobre los profundos problemas estructurales que aquejan al país. Al exponer la inseguridad, la corrupción, la pobreza y la desigualdad en el acceso a educación, salud y vivienda, Veras pretende motivar a la ciudadanía a buscar soluciones sostenibles y a exigir a las autoridades un modelo de desarrollo más humano.

Su crítica, respaldada por datos y experiencias cotidianas, se suma a la voz de quienes consideran que la República Dominicana no puede seguir avanzando a costa de una amplia población excluida y vulnerable. Más allá de las cifras económicas, la verdadera transformación pasaría por garantizar derechos básicos a todos los habitantes, sin importar su nivel de ingresos o procedencia social.

La invitación final del abogado —“actuar para eliminarla por infecunda y dañosa”— resume el tono urgente del texto: no se trata solo de señalar problemas, sino de emprender cambios profundos que permitan construir un nuevo ordenamiento social y económico. Un ordenamiento que priorice la justicia, la equidad y el desarrollo humano como ejes fundamentales de la República Dominicana que muchos sueñan ver florecer.

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