Los orígenes de WhatsApp

«Desde que me he medio retirado, hace algo más de un año, he estado viajando mucho y odio cuando la gente intenta contactar conmigo y estoy en un avión o fuera del país. Así que me pregunté a mí mismo: «¿no estaría genial poder poner un estado en mi iPhone, similar al estado que puedes poner en Yahoo Messenger o en Skype?» (Jan Koum, mayo de 2009)

Los orígenes de WhatsAppEste fragmento de comentario se corresponde a un post que Jan Koum dejaba el 9 de mayo de 2009 en el foro Flyertalk dando a conocer su nueva aplicación. Hasta ahí todo normal, hasta que vuelves a fijarte en el nombre: Jan Koum es el creador de WhatsApp y, efectivamente, la app de la que hablaba en aquel mensaje era WhatsApp.

Lo que no mucha gente sabe es que WhatsApp no nació con la idea de ser una app de mensajería, sino con la idea de revolucionar la agenda de contactos de los teléfonos inteligentes que, por aquella época, comenzaban a ponerse de moda. Para Koum, el hecho de que los smartphones fueran tan avanzados pero confiaran en agendas tradicionales, de las de toda la vida, era un sector del mercado donde podía haber negocio.

El objetivo original de WhatsApp: revolucionar tu agenda
En julio de 2009, lo explicaba así en el blog corporativo de WhatsApp (que en aquel momento tenía poco de corporativo y mucho de personal). Dicho blog ya no está disponible, pero gracias a Archive.org hemos podido recuperar la entrada, que traducimos a continuación:

¿Te acuerdas de esto? [Foto de una agenda antigua] Seguro que sí. Tus padres la usaban hasta que llegaron los teléfonos móviles, los ordenadores y las PDAs, y te dieron la posibilidad de almacenar tus contactos de forma electrónica. Pero no mucho ha cambiado desde entonces. Vale, ya no usas un bolígrafo o un lápiz para guardar tus contactos, eso sí que ha cambiado, lo reconozco. Pero eso es todo. Tu agenda de contactos se ha mantenido estancada y estática. No tiene vida. Es más, no es inteligente. Aunque puedas tener el teléfono más potente de tus alrededores, tu libreta de contactos es todo lo contrario a algo inteligente. Sí, lo he dicho: tu agenda de contactos es bastante tonta.

¿Por qué en 2010 todavía no puedes saber si un contacto está disponible para hablar? ¿O si está viajando fuera del país? ¿Por qué no puedes ver antes de hacer una llamada de teléfono si un contacto está en una reunión o está enfermo en casa? ¿Cómo de ridículo es eso?

Y no me hagas hablar de las redes sociales. ¿Por qué debería importarme a mí que una persona que apenas conozco en una red social X está a punto de darse una ducha o que hay un perro ladrando bajo su ventana? Sí, todo eso es genial, pero ya tengo una red social repleta de contactos que realmente me importan: mi agenda de contactos.

Ahora echa un vistazo a la imagen que he puesto al comienzo de este post. ¿Sabes qué leyenda debería llevar? Creo que debería leerse:

«Agenda de contactos: la red social original»

En esencia, y como Koum explicaba a continuación en el mensaje que citaba al principio, lo que WhatsApp buscaba era una forma automática y sencilla de que, echando un vistazo a tu agenda del móvil, pudieras ver qué estaba haciendo cada persona con el fin de saber si estaba disponible para hablar o si era mejor contactar en otro momento, a través de SMS, etc. Él mismo ponía dos ejemplos de estados tipo: «en el vuelo de camino a Munich, mándame un correo en lugar de llamarme» o «En Japón durante dos semanas, mi número allí es XXXXXXXXX».

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Estados, simples estados, sí, pero «inteligentes». Podías configurar, por ejemplo, que tu estado se cambiara de forma automática al llegar cierta hora y que automáticamente se pusiera otro distinto. También podías utilizar la funcionalidad Status Automator para programar estados recurrentes. ¿Que siempre, de cierta hora a cierta hora, estás en reuniones y no puedes coger el teléfono? Podías ponerlo tal cual y WhatsApp lo iba cambiando.

De estados a mensajería
Sin embargo, pronto llegó algo que cambiaría el desarrollo de WhatsApp: las notificaciones push. Apple puso a disposición de los desarrolladores las notificaciones push en junio de 2009, algo que en la app no tardaron en implementar. Programaron la aplicación para que la gente pudiera «propagar» sus estados a otros contactos. ¿Que actualizabas diciendo que te ibas de viaje? Pues los contactos de tu agenda que tenían la app recibían una notificación.

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Pronto, los amigos de Koum comenzaron a usar estas notificaciones para bromear y mandarse mensajes. En un completo reportaje que publicaba Forbes tras la compra de WhatsApp por parte de Facebook, uno de ellos explicaba cómo pasaron de usar estados como «me he levantado tarde» a otros que decían «¿Cómo éstas?». De nuevo, recuerdo: estos estados se propagaban entre los contactos que tenía la app, generándose así una especie de conversación a través de los estados.

«El poder llegar de forma instantánea hasta alguien que está al otro lado del mundo, con un dispositivo que siempre va contigo, era algo muy potente», explicaba Koum en el mismo artículo que acabo de citar. Conscientes del potencial que acababan de descubrir, la versión 2.0 de WhatsApp incluyó una nueva funcionalidad: la mensajería instantánea. Así lo anunciaban en el blog original:

«La pasada noche enviamos WhatsApp 2.0 a la App Store. Posiblemente todavía le lleve dos semanas ser revisada y aprobada.

Os encantará la funcionalidad que hemos añadido. Muchos de vosotros lleváis pidiéndola desde que os cambiásteis de BlackBerry [a iPhone]»

En pocos días, ya tenían más de 250.000 usuarios. Ni siquiera el ponerla de pago, algo a lo que recurrieron porque el coste de las activaciones por SMS les estaba superando, consiguió detener su crecimiento. El resto de la historia… bueno, así es cómo empezó todo, pero es más que probable que todo lo que viene detrás ya lo conocéis.

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