Las Galeras, ciudad sin Ley

Esta noche han entrado a mi bungalow a robarme.

Yo estaba dentro, durmiendo.

Cuchillo en mano, han robado en el mío y en 2 más dentro del recinto.

Un pueblo de 7000 habitantes, que tiene un cuartel con 2 cuerpos de policía y 1 de la armada, y no pueden acabar con esta lacra de robos a particulares, turistas y empresas.

Llevo viviendo aquí 2 años.

Trabajando en un proyecto para mejorar la sostenibilidad de este pueblo y toda la provincia de Samaná.

Gastando aquí mi sueldo e invirtiendo en los negocios de la zona.

Pero me siento tan triste de ver la degradación y el deterioro de esta población, que no me quedan ganas de seguir viviendo aquí.

Alguien del gobierno que visitó esta semana el pueblo dijo que hay un»Master plan».

El Master plan supongo que será acabar definitivamente con la belleza y la frescura del lugar.

Los negocios cerrados, los inversionistas marchándose, el turismo espantado, la calle levantada desde hace año y medio, sin agua, con incendios que están destruyendo los espacios protegidos y construcciones incontroladas que están destruyendo el paisaje y la diversidad, con la basura por las calles porque no hay cubos donde tirarla, con los vehículos entrando en la playa, las motos arriba y abajo haciendo un ruido infernal y expulsando humo tóxico, perros abandonados, envenenados, ni rastro de ninguna actividad cultural, artística, musical, pedagógica…

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En breve aquí solo quedarán las vacas…

Y estarán muertas, porque no tendrán pasto ni agua, ni nadie que las cuide.

Las Galeras, el pueblo del que la mayoría de las personas que llegaban se enamoraban, agoniza.

En proceso continuo de deterioro y degradación, ya no es un destino deseable.

Ni para turistas ni para residentes.

Una calle de menos de 2 kilómetros intransitable por las obras iniciadas hace más de 15 meses sin ningún plan estratégico ni funcional.

Durante los días secos, el polvo se convierte en un tormento constante, perjudicando nuestra salud y calidad de vida. Por otro lado, cuando llueve, la calle se convierte en un lodazal.

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Esta lamentable situación ha llevado al cierre y quiebra de la mayoría de gran parte de los negocios de Las Galeras, así como la huida de muchos inversores, debido a la falta de acceso y a los constantes cortes de agua y otros suministros.

Sin árboles en las calles, porque se han ido eliminando progresivamente, y sin vegetación en el monte y en las playas debido a los herbicidas y a los incendios, provocados en la mayor parte de las ocasiones, destruyendo la rica biodiversidad de la zona y deteniendo el ciclo de la lluvia.

Sin un solo parque infantil, ni una zona para pasear, o hacer deporte, sin una sola actividad popular de ocio, ni cultural, ni artística, ni musical.

Sin cubos de basura en las calles, lo que provoca acumulación de deshechos, plásticos, foam, botellas, porquería y mugre en cualquier esquina, en las playas y en el manglar.

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Sin un plan urbanístico que controle las mastodónticas construcciones que están destruyendo el paisaje.

Y, lo más grave: con sus habitantes obligados a vivir entre rejas para protegerse de los delincuentes que siembran el pánico con absoluta impunidad.

Robos y asaltos, allanamientos de morada, incluso con los habitantes de la casa o los turistas dentro de la propiedad.

Sin ninguna medida disuasoria para los delincuentes, incluso aunque existen dos cuarteles de policía, uno nacional y otro de policía turística y un cuartel de la armada.

No hay patrullas, ni diurnas ni nocturnas, ni a pie ni en vehículo.

Sin oficina de denuncias. Las víctimas somos los que tenemos que desplazarnos hasta la Fiscalía de Samaná para para presentarlas. Hecho que reduce a un mínimo las querellas presentadas por los habitantes de Las Galeras, y a prácticamente nulas las presentadas por turistas, que abandonan el pueblo, espantados por la falta de seguridad y salubridad.

RIP Las Galeras.

Carmen Miravalls

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