Espíritu haitianos permanece resiliente a pesar del sufrimiento

Los haitianos fueron afectados por un terremoto de 7,2 grados el pasado 14 de agosto

Por Carolina Endara

LES CAYES, Haití, (Xinhua) — La familia haitiana de los Rodney es una de las que resultaron afectadas al perder a seis de sus integrantes a causa del terremoto de magnitud 7,2, que el pasado 14 de agosto golpeó Haití y que dejó al menos 2.207 personas fallecidas, según el último reporte de las autoridades haitianas de Protección Civil.

Los Rodney perdieron a la matriarca de la familia y a cinco de sus integrantes, al colapsar la casa que habitaban y con ella a sus moradores, a quienes tampoco pudieron sacar con vida al no contar con medios para remover los enormes escombros.

Los miembros que sobrevivieron permanecen ahora en un lote baldío junto a lo que antes era una escuela para niños, donde han improvisado un pequeño campamento, el cual consta de tiendas para dormir que les prestaron amigos y algunas pocas posesiones personales.

La escuela también colapsó y su pesado techo prácticamente cayó completo sobre las paredes, formando un espacio entre ellos de unos 40 centímetros de alto.

Al evaluar sus opciones, la familia tomó la decisión de que este era el único lugar al que tendrían acceso por ahora y que podría brindar un poco de protección a sus niños a la hora de dormir, sobre todo cuando llueve.

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En el lugar juegan al menos tres niños, ninguno mayor a los cinco años de edad, por lo que caben fácilmente en el pequeño e improvisado refugio de escombros.

A pesar de que sus vidas han cambiado por completo en unos cuantos días, sus integrantes se comportaron de forma muy amable y serena mientras contaban lo ocurrido.

Les Cayes, Haití

HAITI-LES CAYES-TERREMOTO
(210822) — LES CAYES, 22 agosto, 2021 (Xinhua) — Una mujer recibe atenciÛn mÈdica en un hospital despuÈs del terremoto del 14 de agosto de 2021, en Les Cayes, HaitÌ, el 22 de agosto de 2021. Se elevÛ a 2.207 el n˙mero de personas fallecidas a causa del terremoto de magnitud 7,2 ocurrido el pasado 14 de agosto en HaitÌ, adem·s de 344 desaparecidos, informÛ el domingo el servicio de ProtecciÛn Civil del paÌs caribeÒo. (Xinhua/David de la Paz) (dp) (sm) (ra) (vf)

A lo lejos se escuchaba música y los Rodney explicaron que cuatro personas eran sepultadas en ese momento, parientes de ellos, aunque no asistieron al entierro porque debían cuidar sus pertenencias y seguir adelante con sus labores.

En otro punto a las afueras de la comuna de Les Cayes, situada en el departamento haitiano de Sur, otro grupo de personas se reunía bajo una estructura que acababan de improvisar con materiales tomados de los escombros. Entre cantos y abrazos contaron que daban las gracias por estar vivos, al tiempo que una de estas personas narró que sus dos hijos murieron en el terremoto y que les encontró entre los escombros.

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El testimonio que ofreció esta persona sobre la manera en que recuperó los cuerpos de los jóvenes fue conmovedor, pero aún así busca ayuda porque desea salir adelante.

El hombre afirmó al sostener una mochila que lo que cabía en ella era todo lo que le quedaba en la vida, pero que a pesar de las dificultades y del dolor que sentía deseaba cumplir con su misión.

Dentro del grupo de personas se encontraba también una docena de niños, quienes pocos días atrás vieron como su realidad se volvía polvo y trozos de cemento.

Por momentos se mostraban serios y temerosos, pero en solo unos minutos se acercaron y buscaron el juego y la camaradería, escena que se repitió en el estadio Land des Gabion, donde al menos 600 familias que lo perdieron todo buscaban refugio.

Con la ayuda de lo que lograban encontrar clavaban estacas en el piso y sobre ellas tendían sábanas o plásticos para convertirlos en techos y paredes de los pequeños espacios donde llegan a habitar hasta 20 personas.

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Terremoto de Haití

Los adultos se encargaban de una variedad de tareas como cocinar, lavar la ropa o seguir con los trabajos para adecuar el lugar, mientras una docena de niños jugaba fútbol con una pequeña pelota casi sin inflar y a pocos metros otros jugaban con canicas, corrían o se paseaban por el lugar.

Los pequeños detenían el juego cada vez que llegaba alguien que no conocían y empezaban a observar, algunos con expresiones muy serias y a la expectativa, pero cuando tomaban un poco de confianza, soltaban sus miedos y volvían a ser niños, a gritar, a reir, al tiempo que algunos adultos se sumaban al juego.

Una de las encargadas del lugar comentó que casi no había comida, además de la falta de agua potable, medicamentos y formas de ayudar a las familia, ya que cuando llueve todo se convierte en un enorme lodazal, y cuando se registra calor extremo es difícil proteger a los niños y a los ancianos.

Las personas en los distintos escenarios de Les Cayes y sus zonas aledañas tienen en común la catástrofe y el dolor a causa del terremoto, pero también comparten una valentía y una capacidad para superar las circunstancias adversas.