Exdirector de El Mundo, David Jiménez: ¿Quién manda realmente en España?

david jimenez

David Jiménez, periodista y escritor fue director del diario El Mundo de España

Maxwell Reyes

Foto y vídeo:B3TTER

En una reciente entrevista en YouTube en B3TTER, el periodista y escritor, David Jiménez, exdirector de El Mundo, revela sorprendentes verdades sobre el poder y la influencia en España.

Con su experiencia como periodista y director, Jiménez ofrece una visión privilegiada sobre cómo operan las élites y el impacto de sus acciones en la sociedad española.


David Jiménez, exdirector de El Mundo, ha sido una voz crítica y valiente en el periodismo español. En una entrevista reveladora, Jiménez desvela los intrincados entramados de poder que dominan España, exponiendo cómo unas pocas familias influyen en la política, la economía y los medios de comunicación del país.

Un país de camisetas políticas


Jiménez describe cómo la política en España se ha convertido en un juego de lealtades extremas, similar a un partido de fútbol, donde los ciudadanos defienden ciegamente a sus partidos políticos, sin importar las acciones de sus líderes.

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Esta polarización, según Jiménez, socava la verdadera esencia del periodismo, que debe ser independiente y crítico con el poder.

El poder oculto de las élites


Según Jiménez, aproximadamente un centenar de familias en España poseen un poder desproporcionado que afecta directamente al funcionamiento de la democracia. Estas familias, muchas veces detrás de grandes empresas y bancos, ejercen su influencia de manera discreta pero efectiva, asegurando que sus intereses prevalezcan sobre los del resto de la población.

La corrupción en los medios


Jiménez denuncia la corrupción en los medios de comunicación, donde los intereses económicos y políticos a menudo prevalecen sobre el deber de informar con veracidad. Menciona cómo los medios pueden ser manipulados a través de la publicidad institucional y las licencias, comprometiendo así su independencia.

La experiencia de David Jiménez como director de El Mundo


Durante su tiempo como director de El Mundo, David Jiménez enfrentó presiones constantes de políticos y empresarios que intentaban influir en la línea editorial del periódico. A pesar de estas presiones, se mantuvo firme en su compromiso de informar con integridad, lo que eventualmente le costó su puesto.

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La importancia de la independencia periodística


El periodista y escritor, David Jiménez enfatiza que el periodismo debe ser una profesión rebelde y valiente, destinada a vigilar y denunciar los abusos del poder. Sin embargo, lamenta que muchos periodistas prefieran alinearse con intereses políticos o económicos, comprometiendo así su independencia y el derecho del público a recibir información veraz.

Soluciones para un periodismo mejor


Para mejorar la situación del periodismo en España, Jiménez sugiere varias reformas:

  • Educación Crítica: Fomentar una educación que alimente el espíritu crítico y no el seguidismo.
  • Independencia Judicial: Asegurar que los jueces sean independientes de la influencia política.
    Protección Legal: Implementar leyes que protejan a los periodistas y promuevan la transparencia en la publicidad y la propiedad de los medios.
    Reformas Políticas: Reformar el parlamento y la constitución para eliminar privilegios injustificados y fortalecer las instituciones democráticas.
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La realidad de la corrupción


Jiménez sostiene que la corrupción está profundamente arraigada en España, no solo a nivel político, sino también en las instituciones y empresas. Esta corrupción, afirma, es facilitada por una falta de transparencia y una connivencia entre el poder político y económico.


La entrevista con David Jiménez en B3TTER ofrece una visión inquietante pero necesaria sobre quiénes realmente mandan en España.

Sus experiencias y observaciones subrayan la importancia de un periodismo independiente y crítico, que pueda desafiar el poder y servir al interés público. En un país donde el poder se concentra en pocas manos, la voz de periodistas como Jiménez es crucial para mantener viva la llama de la democracia.

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