“Ella estaba poseída por el diablo” afirma hermana de niñera en el juicio

La niñera Yoselyn Ortega, quien es enjuiciada por los asesinatos de los niños Lucía y Leo Krim

“Ella estaba poseída por el diablo” afirma hermana de niñera en el juicioMiguel Cruz Tejada

NUEVA YORK._ La señora Milady García, hermana de la niñera dominicana Yoselyn Ortega, quien es enjuiciada por los asesinatos de los niños Lucía y Leo Krim de 6 y 2 años en octubre de 2012, testificó ayer lunes en el juicio, afirmando que la acusada estaba “poseída por el diablo”, lo que reconocía en la voz cuando le hablaba y responsabilizó a los padres de las víctimas, Kevin y Marina Krim, de no haber hecho nada para impedir que la acusada llegara al extremo.

García dijo que los señores Krim debieron haber notado algo en su hermana y darle un tiempo libre para evitar que matara a sus hijos.

«Por la forma en que le hablé, conozco su voz, fue como si estuviera hablando con un demonio. Ella se había convertido en algo malvado», dijo la hermana.

García describió cómo Ortega estaba rechinando audiblemente sus dientes y hablando tan extrañamente que ella le dijo que fuera a un psiquiatra o a un cura.

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El fiscal adjunto Stuart Silberg cuestionó a García y le preguntó por qué no llamó a sus familiares en Nueva York desde su casa en la República Dominicana por un sentimiento o urgencia.

También le preguntó por qué no se acercó a la familia Krim si creía que Ortega lo había perdido.

García testificó que Ortega colgó el teléfono sin decir mucho, pero en llamadas anteriores se había quejado de escuchar voces que incluían un «hombre negro» que quería «separar a las dos familias». No dijo lo que pensó que significaba pero creía que Ortega necesitaba ayuda.

Ella defendió su falta de acción u obtener ayuda para Ortega después de escuchar a la supuesta personalidad satánica, incluso mientras reconocía a dos familiares y un amigo de la familia cercana que se suicidaron.

García dijo que estaba esperando que Ortega la devolviera la llamada, pero que nunca intentó llamarla ella o comunicarse con otras personas en Nueva York.

«No la estaba viendo. La estaba escuchando por teléfono», dijo. «No pensé que fuera tan grave».

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«¿Por qué esos padres no se dieron cuenta y la sacaron ellos mismos?, lo estaban viendo», dijo García desafiante cuando un fiscal de Manhattan le preguntó por qué no hizo más después de una molesta conversación telefónica con su hermana el 25 de octubre de 2012, día de los horribles asesinatos en el apartamento de la familia Krim en un edificio de la calle 75 en Manhattan.

«Entonces, ¿los Krim debieron haberla visto desenredarse y darle vacaciones, es eso lo que dices?», preguntó el fiscal Silberg incrédulo a García.

«Sí, porque ellos fueron quienes la vieron», respondió García. «Dale vacaciones si ves que está perdiendo peso, le dije a Yosie que no era ella, incluso después de una semana de vacaciones. Debieron haber notado que estaba muy delgada”, dijo García hablando a través de una intérprete en español.

Ortega, de 55 años, había estado trabajando a tiempo parcial para los Krim junto a la madre, cuando presuntamente asesinó a los niños quienes comparaba con sus propios hijos.

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«Ella los adoraba. Ella decía que tenía cuatro hijos», recordó García, refiriéndose a los tres niños Krim y el propio hijo de Ortega.

García dijo que su hermana en las semanas previas al asesinato, siguió hablando de un hombre negro que quería separar a las familias.

Ortega mencionó por primera vez haber visto a «un hombre negro» que no la habría dejado salir de la casa años antes, en 2008, declaró García.

Esas supuestas alucinaciones le llegaron después del suicidio de un amigo de la familia.

La amiga de la niñera, Raquel Pérez, también subió al estrado ayer lunes, diciendo que Ortega sufrió ataques de llanto y apuñalaba la comida en los platos en los meses previos al asesinato.

Una vez, después que Ortega cayó histérica en el sofá, Pérez dijo que le había hecho un plato de comida.

La niñera, unas semanas antes de apuñalar repetidamente a Lucía y Leo, tomó su tenedor y su cuchillo y repetidamente pinchaba las comidas en posición vertical, dijo Pérez, que la conoció en la República Dominicana.

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