República Dominicana lidera crecimiento económico en 2025

Santiago.-La economía de la República Dominicana cerró el año 2024 con un crecimiento de 5.1%, posicionándose como una de las más sólidas en Latinoamérica. Este desempeño, reconocido por organismos internacionales, se debió al impulso de sectores clave como el turismo, las exportaciones, las zonas francas y el flujo de remesas.

Mientras se inicia el 2025, el país enfrenta importantes desafíos en el ámbito fiscal, laboral y en la reforma de la seguridad social, con la meta de sostener su expansión económica y mantener la inflación bajo control, precisa el decano de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Antonio Ciriaco

El balance del 2024 y el panorama para 2025

La República Dominicana concluyó el 2024 con un crecimiento de 5.1% en su Producto Interno Bruto (PIB), cifra que confirma su liderazgo económico en la región, solo superada por casos puntuales como Guyana —por su auge petrolero— y Venezuela, que partía de un nivel muy bajo.

De acuerdo con proyecciones de expertos y entidades financieras, durante el 2025 la economía dominicana mantendrá su fortaleza, aunque con nuevos retos internos y externos, explica Ciriaco.

En 2024, el país recibió cerca de 40,000 millones de dólares en concepto de turismo, inversión extranjera directa, remesas y exportaciones, lo cual apuntaló la recuperación económica postpandemia. Además, se registraron más de 5.2 millones de personas ocupadas, reflejando la reactivación del mercado laboral.

Sin embargo, el escenario de este nuevo año no solo viene marcado por las cifras positivas, sino también por la necesidad de ejecutar reformas pendientes que fortalezcan la institucionalidad y la competitividad.

Desafíos en el horizonte: reformas e incertidumbre internacional

Uno de los puntos centrales en el debate para el 2025 es la necesidad de avanzar en leyes clave que se encuentran en el Congreso Nacional.

Entre ellas, destaca la reforma al Código de Trabajo, donde persiste una disputa sobre la cesantía. También sobresale la urgencia de reformar la Ley de Seguridad Social para abordar mejoras en las pensiones, la atención primaria de salud y la revisión del papel de las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS).

Estas reformas requieren el consenso de los sectores públicos, empresariales y de los trabajadores, en un año que podría estar marcado por un ambiente de negociación complejo, explica.

Por otro lado, el entorno internacional es una variable determinante para la economía dominicana, dada su alta dependencia de factores externos como el turismo y las remesas.

En Estados Unidos, la asunción de una nueva presidencia el 20 de enero de 2025 podría introducir cambios en las políticas migratorias y comerciales, lo que impactaría indirectamente a la República Dominicana. Cualquier variación en las condiciones económicas o en las restricciones migratorias estadounidenses puede repercutir en el flujo de remesas, que alcanzó más de 10,200 millones de dólares en 2024.

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El reto de la reforma fiscal y la evasión

Durante 2024, el Gobierno intentó impulsar una reforma fiscal para aumentar la recaudación, pero encontró una fuerte oposición social y empresarial. El consenso apunta a que el Estado necesita más recursos para sostener la inversión pública y reforzar áreas esenciales como la educación, la salud y las infraestructuras. Sin embargo, el problema radica en la forma de obtener dichos recursos: nadie está dispuesto a asumir más impuestos si no se percibe eficiencia y transparencia en el gasto público.

En este contexto, la evasión fiscal surge como un gran desafío y, a la vez, como una oportunidad de recaudar sin incrementar la carga tributaria. Se estima que esta práctica resta al fisco dominicano el equivalente a un 6% del PIB, lo que traducido a cifras actuales ronda los 420,000 millones de pesos. Según datos oficiales, ese monto es casi tres veces superior a lo que pretendía recaudar el Gobierno con su fallida reforma fiscal de 2024. El combate efectivo contra la evasión requeriría fortalecer la administración tributaria, supervisar mejor a las grandes empresas y mejorar los mecanismos de fiscalización.

Sectores clave: turismo, remesas y zonas francas

El turismo sigue siendo uno de los pilares fundamentales de la economía dominicana. La llegada de visitantes internacionales crece a la par de la confianza en el país como destino seguro y atractivo, tanto por su infraestructura hotelera de clase mundial como por su riqueza cultural y natural. Se espera que, en 2025, la llegada de turistas norteamericanos y europeos mantenga la dinámica, siempre y cuando el entorno global no sufra sacudidas políticas o económicas significativas.

Las remesas, por su parte, operan como un factor de alivio para el consumo doméstico. Los más de 10,000 millones de dólares que ingresaron vía remesas en 2024 contribuyeron de forma directa al crecimiento. No obstante, el potencial endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos podría traer incertidumbre respecto a la permanencia de miles de dominicanos en ese país, y por ende, a su capacidad de seguir enviando recursos a sus familias.

Asimismo, las zonas francas han demostrado ser un motor esencial en la generación de empleo y divisas, impulsando la exportación de productos textiles, electrónicos y de servicios. Mucha de la producción está orientada al mercado norteamericano; por ello, los planes y decisiones comerciales del nuevo Gobierno estadounidense influirán en la continuidad de los beneficios arancelarios y las cadenas de suministro.

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Otros pilares de la economía: agropecuaria y minería

Aunque el turismo, las remesas y las zonas francas encabezan la lista de sectores con mayor impacto en el PIB, la economía dominicana es, en realidad, más diversa. La agropecuaria aporta de manera significativa al abastecimiento interno de alimentos, reduciendo la dependencia de las importaciones y generando miles de empleos en zonas rurales. Con una apuesta mayor a la innovación y el desarrollo tecnológico, este sector podría aumentar su competitividad y expandir su presencia en mercados internacionales.

La minería, en especial la extracción de oro, también ha tenido un papel relevante en la captación de divisas. El alza de los precios internacionales del metal en años anteriores y el potencial geológico del país hacen de la minería una fuente de ingresos importante. No obstante, esta actividad debe equilibrarse con el cuidado del medioambiente y la implementación de políticas de responsabilidad social para evitar daños irreversibles a los recursos naturales.

Estabilidad macroeconómica y el rol de la inversión pública

La inflación cerró 2024 en torno al 3.18%, por debajo de la meta establecida por el Banco Central de la República Dominicana, lo que contribuyó a la estabilidad de precios. Mantener este control inflacionario será fundamental durante 2025 para evitar que los salarios pierdan poder adquisitivo. El reto para el Gobierno consiste en sostener la expansión económica sin generar desequilibrios que disparen la inflación o la deuda pública.

La inversión pública, sobre todo en infraestructura, representa otro de los factores que puede apuntalar el crecimiento. Sin embargo, financiar grandes proyectos requiere recursos que, hasta el momento, se han obtenido en gran medida por vía del endeudamiento. Los intereses de la deuda ya representan cerca del 3.6% del PIB, es decir, alrededor de 300,000 millones de pesos. Por eso, muchos economistas, incluido el doctor Antonio Ciriaco —decano de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)—, abogan por un mayor énfasis en recaudar vía la lucha contra la evasión, en lugar de cargar más impuestos a la población o seguir incrementando la deuda.

Necesidad de un aumento salarial general

Otro de los temas de interés para este 2025 es la revisión de los salarios. En la República Dominicana, amplios sectores de la población perciben remuneraciones por debajo de la canasta básica, y la inflación, aunque controlada, erosiona su poder de compra a lo largo del tiempo. Si bien cada dos años se discute el ajuste del salario mínimo, la propuesta de un aumento salarial general del 10% o el 15% surge como una medida que, según expertos, podría mejorar el consumo interno y dinamizar la economía. Este incremento, moderado pero por encima de la suma de la inflación de los dos últimos años, elevaría el salario real de buena parte de los trabajadores, especialmente de la clase media y la clase media baja.

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Combatir la evasión para mejorar la competitividad

La apuesta por reforzar la competitividad no se limita a los salarios o al control inflacionario. Incrementar la inversión pública en obras de infraestructura permite que las empresas, en especial las pequeñas y medianas, operen con menores costos. Sin embargo, lograr ese nivel de inversión sin recurrir masivamente al endeudamiento público exige mejorar la recaudación fiscal. Por ello, tapar los “agujeros” de la evasión podría convertirse en la estrategia más inteligente para el 2025. Lograr una mejor fiscalización tributaria incrementaría los recursos del Estado de manera sostenible, permitiendo la construcción de carreteras, puentes, aeropuertos y otros proyectos que eleven la productividad a largo plazo.

Contexto y antecedentes

La economía dominicana se ha diversificado notablemente desde los años 80, pasando de una dependencia en el azúcar, el café y el cacao, a un modelo enfocado en el turismo, los servicios y las exportaciones. Esta evolución ha permitido un crecimiento sostenido superior al promedio latinoamericano. Con todo, subsisten retos estructurales como la desigualdad social, la informalidad y los bajos salarios, que dificultan la distribución equitativa de los beneficios económicos.

La concertación de reformas, la modernización de la legislación laboral y de la seguridad social, la eficiencia en el gasto público y la transparencia en el manejo de los fondos estatales son asignaturas pendientes para consolidar una economía saludable. Además, la geopolítica regional y global incide de manera más directa que nunca: cualquier cambio drástico en las políticas comerciales de Estados Unidos, Europa o China puede traducirse en oportunidades o amenazas para el país.

Para sostener su liderazgo en la región, República Dominicana deberá combinar la estabilidad macroeconómica con políticas que impulsen la competitividad, el capital humano y la equidad social. Los organismos internacionales seguirán monitoreando la evolución de sus indicadores, mientras los inversionistas locales y extranjeros requerirán señales claras de seguridad jurídica y de continuidad de las políticas públicas.

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