La confusión entre los bustos de Imbert y Fernando Valerio

El busto del general Fernando Valerio tiene el nombre del general José María Imbert

SANTIAGO.-En una notable solicitud de rectificación histórica, el historiador Edwin Espinal Hernández ha levantado la voz para enmendar un error significativo en la identificación de un busto situado en Santiago, República Dominicana.

Según Espinal Hernández, una placa atribuida erróneamente al prócer de la independencia, José María Imbert, se encuentra en realidad ante el busto del general Fernando Valerio, una distinción de crucial importancia para la memoria histórica de la nación.

La confusión data de décadas atrás, cuando el busto de Imbert, originalmente colocado en 1975, fue retirado de su ubicación, y su paradero ha permanecido desconocido desde entonces.

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La avenida Las Carreras, un punto de referencia histórico en la ciudad, fue testigo de la remoción del busto de Imbert, seguida por el robo de las letras de bronce que acompañaban la obra que identificaba a Fernando Valerio, sumiendo en el olvido la verdadera identidad de la escultura.

Espinal Hernández, con un llamado a la acción para corregir este «dislate histórico», destaca la importancia de preservar la integridad de los símbolos patrios y la exactitud en la conmemoración de los héroes nacionales.

La confusión entre los bustos de Imbert y Fernando Valerio

El busto, cubierto por el velo del tiempo pero no por la insignificancia, pertenece a Fernando Valerio, un personaje igualmente destacado en la historia dominicana, pero distinto a José María Imbert.

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Este caso subraya la vulnerabilidad de los monumentos históricos ante el vandalismo y la negligencia, y resalta la necesidad imperante de una gestión patrimonial responsable que honre con precisión y respeto el legado de las figuras históricas dominicanas.

La iniciativa de Espinal Hernández no solo busca restaurar la verdad y la justicia histórica sino también educar a las futuras generaciones sobre la importancia de la memoria colectiva en la construcción de la identidad nacional. La pregunta que resuena ahora en los corazones de los santiaguenses y dominicanos por igual es: ¿Quién asumirá la responsabilidad de corregir este error histórico y devolver a cada héroe su merecido reconocimiento?.

Este llamado a la corrección no es solo un asunto de precisión histórica; es un recordatorio de que la historia vive en las calles, plazas y avenidas de nuestras ciudades, y merece ser contada con fidelidad y respeto.

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