Alguien debe imponer el orden

Por Manuel Vólquez

La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) sometió a la acción de la justicia a un repartidor de servicios rápidos que causó la muerte de un conductor de motocicleta al cruzar la luz del semáforo en rojo en la avenida Abraham Lincoln.

Con el choque, la víctima se deslizó impactando con el contén de la acera y con otro vehículo que estaba parado. Murió de inmediato.

Son escenas lamentables que ocurren a diario provocadas por individuos que se desplazan en motores, de manera temeraria y desafiante, por calles y avenidas, desafiando la Ley 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.

Es asombroso el código de imprudencia que exhiben esos sujetos. Cuando uno menos los espera, nos rebasan por ambos lados de los carriles, muchas veces en vía contraria. Igual actitud aplican muchos automovilistas.

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Los repartidores de servicios de comida rápida, de los colmados y demás negocios andan haciendo zigzag entre los vehículos y pasando los semáforos en rojo. Las mayorías transitan sin el casco de protección. Para ellos, es una diversión. Lo cierto es que parecen hormigas desplazándose por las avenidas, puentes y túneles.

Se ha dicho en enésimas ocasiones que el fenómeno ocurre por la no aplicación de la Ley 63-17. Mientras, continúa la importación y venta de esos aparatos, sin ningún control.

Prestemos atención a un señalamiento del ingeniero Mario Holguín, experto en seguridad vial, de que en el interior del país menores de edad conducen estos vehículos sin portar licencia.

Considera que la falta de supervisión en quienes usan motocicletas se está extendiendo a los estudiantes de los liceos. Una gran cantidad va a las escuelas en esos vehículos, sin ninguna documentación ni dispositivos de protección como cascos o chalecos. Esa situación no es de ahora, pero es preocupante.

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Citó el caso de un liceo ubicado en El Carril de Haina, en donde se reportó que habían 300 motocicletas usadas por alumnos del centro. Su opinión es que Estamos creando “delincuentes viales desde las escuelas”. De acuerdo con él.

A esa alerta se agrega un informe del Observatorio Permanente de Seguridad Vial (Opsevi), publicado en el año 2023, donde señalaba que las motocicletas eran el medio de transporte más mortal en la República Dominicana de los fallecimientos reportados durante accidentes de tránsito.

El 2 de agosto de ese año, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) informaba que de 2,921 personas que en 2022 perdieron la vida en esas eventualidades, 1,670 (un 57%) viajaban en motocicleta.

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Bastaría con circular por los barrios de Santo Domingo para percatarnos de la elevada cantidad de transportistas sobre dos ruedas, entre estos menores, que se desplazan a alta velocidad sin cascos protectores (sospecho que no tienen licencia) e incluso con botellas de cerveza en una mano, poniendo en peligro a los transeúntes.

Son de las cosas que debemos corregir, sin importar que los infractores sean los privilegiados e intocables llamados “padres de familia” o policías y militares, pues muchos de estos últimos son iguales de violadores de la Ley 63-17.

Se necesita con extrema urgencia la imposición del imperio del orden y la disciplina para poder avanzar como nación. Al parecer, nadie está dispuesto a correr el riesgo político que conlleva esa acción reclamada por nuestra sociedad.

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