Al cumplir 84 años de edad, sigo por más

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Los primeros años de mi vida

1.- En la ciudad de Santiago de los Caballeros, en el espacio físico que hoy ocupa el local principal del Partido Reformista, para el día domingo 25 de diciembre de 1938, en ese sitio había un hoyo, circundado por una cañada. En un único bohío que se encontraba en el lugar, ahí me parió mi madre, asistida por una comadrona.

2.- Estoy a punto de llegar al 84 aniversario de mi nacimiento, y a más de ocho décadas de estar con vida en el mundo terrenal, y es mi deseo recrear algunos episodios que forman parte de mi existencia.

3.- Al momento de nacer, mis padres eran sumamente pobres. La familia no disponía de lo indispensable para vivir, aunque mi papá trabajaba como obrero y mamá en el servicio doméstico de casas particulares como cocinera y lavandera.

4.- No he llevado una vida placentera, sino de dificultades, venciendo complicaciones. He estado en situaciones de muchas curvas o rodeos, que me han colocado en verdaderos laberintos, pero siempre he procurado cumplir, acatando lo que me manda mi conciencia.

5.- En el curso de los primeros años de mi niñez, me desempeñé como limpiabotas, vendedor de periódicos y encargado de fregar platos en fondas y hogares vecinos. La estrechez económica familiar me llevó a buscármela por mis propios medios. La adolescencia la pasé moviéndome entre labores de mensajero, estudios nocturnos y en el accionar político, dentro de la resistencia contra el régimen de Trujillo.

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II.- Con apuros llegué a la universidad y logré graduarme. El ejercicio de mi profesión

6.- Graduado en ciencias comerciales, y al concluir los tres bachilleratos, con ahorros que había hecho bacheando calles en mi ciudad natal, decidí matricularme en la facultad de derecho de la Universidad de Santo Domingo, única en el país para la ocasión. Al concluir el primer curso en el centro universitario, se me agotaron los recursos económicos para continuar los estudios.

7.- Ante la imposibilidad de cubrir mis gastos como pensionista y estadía en la ciudad capital, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, por mi condición económica y calificaciones, me otorgó una subvención de cuarenta pesos, de la que fui merecedor hasta mi investidura.

8.- Al ser investido como doctor en derecho Magna Cum Laude, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, me concedió una beca para hacer una

especialidad en Francia, pero no la acepté, y decidí regresar a Santiago, a ejercer la profesión.

9.- Desde siempre he ligado mi trabajo como abogado, con la actividad política, aunque sin militancia partidaria, como simple ciudadano, porque me siento comprometido con la lucha de nuestro pueblo por su liberación.

10.- La profesión de abogado la he llevado a la práctica con el convencimiento de que debe estar al servicio de la justicia, sin tomar en consideración beneficios económicos. Toda persona que en procura de apoyo profesional me ha solicitado colaboración, si su caso está dentro de lo justo y legal, ha contado con mi concurso.

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III.- Mis hijos, amigos y la sociedad de hoy

11.- De mi condición de padre, no quiero emitir juicio, sino que mis descendientes se formen su criterio de lo que he sido para ellos, y sin esperar de su parte otra cosa que no sea el respeto que aspiro merecer como ser humano.

12.- Confieso que he tenido amigos y amigas que son como la prolongación de mi persona, pero de algunos otros he sido víctima del quebrantamiento de la fidelidad debida. Su traición la he sentido en el alma

13.- Mi lealtad hacia algunas personas, me la han reciprocado con villanía, con marcada deslealtad. Su felonía me ha golpeado.

14.- El cambio para mal que se ha operado en la conducta de las dominicanas y los dominicanos, me ha llevado a no continuar pecando de ingenuo, al creer que el material humano nacional sigue siendo el mismo del pasado, que era auténtico, sin dobleces.

15.- La confianza firme que tenía en algunas personas, la creencia que en ellas había depositado, han rodado por el suelo. La desconfianza, la inseguridad me ha dominado cuando trato a algunos individuos que solo generan dudas e incertidumbre de conducta.

16.- Lamento estar moviéndome en un medio social integrado por grupos de personas que son verdaderas artistas del engaño disimulado y ruin, lo que me ha motivado a pensar que aquí el marrullero está por encima del leal, del sincero a carta cabal.

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IV.- Mi estado de salud

negro veras

Negro Veras

17.- Durante muchos años, en todo el curso de mi existencia, el estado de mi organismo se conservó sano. Me mantenía como una lechuga, un roble, siempre saludable, con total vigor.

18.- Ahora, al llegar a mis 84 años de edad, mi salud se ha visto alterada, se ha trastornado con una afección en mi organismo. La sanidad de que disfruté, ha cedido su espacio a un quebranto. La aflicción que me ataca la estoy enfrentando

con firme voluntad, recurriendo a los conocimientos de mis médicos y a los medicamentos apropiados.

19.- Si durante toda mi vida he estado inclinado a la combatividad, ahora con mayor razón debo con tenacidad pelear contra la enfermedad que me quiere aniquilar, llevándome a la muerte. La terminación de mi existencia llegará, pero no voy a esperarla sin combatirla.

20.- Mi mamá me parió para luchar contra la adversidad, y aquello que se ha alojado en mi cuerpo me adversa, por lo que de mí recibirá brega permanente, enfrentamiento abierto y batalla tenaz.

21.- La solidaridad, la fraternidad de amigas y amigos verdaderos, me han permitido sobrellevar mi padecimiento y hacerme menos pesada la situación causada por el quebranto.

22.- Al cumplir mis 84 años de edad, a pesar de mi dolencia, voy por más. Sigo enamorado de la vida, porque debo cumplir con muchos compromisos que he asumido antes de partir de este mundo.

Santiago de los Caballeros,

22 de diciembre de 2022.