Medicamentos de alto costo y el Presidente Abinader

La Revolución Cubana, con ella 60 años después

Por: Ramón Antonio Veras

I.- He aprendido con la práctica de la vida

1.- Sin proponérmelo, mi vida se ha desarrollado confirmando la veracidad con el ejercicio de la práctica. He adquirido conocimientos de manera objetiva, fuera de cualquier instrucción sacada de un manual.

2.- Sé lo que es no tener un techo para vivir, porque nací en un bohío prestado por su propietario a mi mamá, a cambio de que ella le lactara un nieto. 1

3.- Aprendí lo que es tener hambre y no contar con nada para comer, cuando mamá un día cualquiera de dificultad, llegado el mediodía sin que tuviera dinero para comprar la comida, salía al patio de la casa, lanzaba una mirada al cielo buscando el sol, y luego me decía: “Negro, van a ser las doce, ciérrame la puerta”. Con estas palabras mamá quería decir que había perdido toda esperanza de encender el fogón para preparar alimentos al mediodía. La explicación que nos daba mamá a sus hijos, era que ningún hijo suyo iba a moverse fuera de la casa, para que luego alguien pudiera decir por el barrio que un hijo de Ydalia andaba velando comida.2

4.- Conocí la palabra dinero por mi trabajo como limpiabotas, porque cuando niño, antes de salir a limpiar zapatos, mamá me decía: “Negro, recuérdate que debes cobrar dos centavos por zapatos bajitos y tres por las botas”. 3

5.- Me gusta estrenar mis piezas de vestir, porque la ropa que usé en mi niñez, siempre fue de medio uso. Resulta que mamá lavaba y planchaba para varias familias en Santiago y recibía en donación las vestimentas usadas de los niños de esas familias. “Una de las casas a las cuales mamá prestaba servicios como lavandera y planchadora, era la de la familia Cocco, que vivía en Santiago. Miembros de los Cocco son Manuel y su finado hermano, mi amigo entrañable Miguel Cocco”.4

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6.- La persona que en mi hogar hace labor de servicio doméstico, siempre ha sido tratada como formando parte de la familia, porque esa fue la consideración que me dio doña Aracelis, la madre de los Llenas Dávila, cuando en mi niñez hacía en su hogar labores de limpieza y diligencias.

7.- Aunque salí de la UASD, en el año 1967, investido con el título de doctor en derecho Magna Laude, fue al lado del licenciado Francisco Porfirio Veras, don Lilo, donde conocí la práctica de la abogacía, haciendo labores de oficinista y mensajero, desde comprar sellos de Rentas Internas hasta aprender a cancelarlos.

8.- En la cuna del imperio, asimilé que en el capitalismo la salud es una mercancía, porque estando mi compañera Carmen, afectada de cáncer, me trasladé con ella a New York, para fines de tratamiento de radioterapia. Una vez los médicos norteamericanos hicieron a Carmen los chequeos y exámenes previos de rigor, y

precisaron el número de sesiones de radioterapia que debía recibir, una jovencita, secretaria ejecutiva del hospital, le dijo a Carmen: “Doña, este es el tratamiento que usted necesita y los costos; todo el dinero tiene que ser pagado antes de comenzar y si se inicia mañana tiene que ser pagado hoy o mañana antes de ser tratada”. En ese momento intervine, y le contesté que pagaría de inmediato el cincuenta por ciento; pero ella no me dejó terminar y contestó: “Aceptamos el cincuenta por ciento ahora, pero el tratamiento no comenzará hasta que se haga efectivo el total de la cuenta”. Al día siguiente se le pagó el completivo y, con el recibo en sus manos, Carmen comenzó el tratamiento. 5

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II.- El cáncer y medicamentos de alto costo

9.- Cualquier persona acostumbrada a leer mis escritos, es posible que se haga la pregunta qué impulsa a Negro Veras, a escribir poniendo vivencias como motivación de su exposición. He aquí lo que me lleva a hacer este trabajo.

10.- En el periódico HOY, del día lunes 7 de febrero, en curso, 2022, en su primera página, leí la noticia con el título: “Marginan a pacientes sin dinero para enfermedades de alto costo”.

11.- Sé perfectamente lo que quiere decir enfermedades de alto costo porque, personalmente, en el curso de los últimos meses, he tenido que, en busca de mi salud, convencerme más y más de lo que significa en el capitalismo la salud como mercancía.

12.- En nuestro medio, cualquier ciudadano o ciudadana no tiene la posibilidad económica de gastar, en menos de un año, la suma de tres millones cuatrocientos mil pesos dominicanos, (RD$ 3,400.000.00), solamente para averiguar si está o no afectada de un tumor.

13.- Que se lea bien, es solamente dando los pasos necesarios en cuanto a investigación radiológica, pet/ct, y otros estudios, que entrañan gastos por encima de tres millones de pesos.

14.- Para que se tenga una idea de lo insoportable que resulta tener acceso a los medicamentos de alto costo, basta con decir que una cápsula endoscópica tiene un costo de RD$ 63,000.00, y una inyección para evitar los efectos de un tumor tiene un valor de RD$ 73, 800.00, cada mes.

15.- Desde hace muchos años la palabra cáncer para mí ha sido fatídica, porque de esa enfermedad murió mi abuela materna, mi madre, mis hermanas Monina y Mercedes Maria; y mi compañera Carmen, además de otras personas que han ocupado un lugar especial en lo más profundo de mi corazón.

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16.- En el seno de una familia, en la cual uno cualquiera de sus miembros resulta afectado de cáncer, llega la calamidad cargada de pesares que, además de la desesperación, trae la ruina económica al colectivo familiar.

Ideas finales

17.- Muchos pacientes que estamos en la obligación de hacer uso de medicamentos de alto costo, sin tener dinero en abundancia y de sobra, estamos en condiciones de hacerle frente a sus precios exorbitantes, pero no así la gran mayoría de nuestro pueblo que carece de recursos económicos hasta para comer.

18.- En diferentes ocasiones he dicho, y reitero, que no me identifico con el pensamiento político e ideológico del presidente Luis Abinader, y tengo de su persona una buena imagen por su formación familiar, además de que creo que no es uno igual a los tantos malvados que han gobernado a nuestro país.

19.- Apelo a la sensibilidad del Presidente Abinader, para que en los hospitales públicos del país mantengan los medicamentos de alto costo para que estén al alcance de los enfermos de cáncer, y otras afecciones catastróficas.

20.- El Gobierno Central está en el deber de tener los medicamentos de alto costo, bajo una estricta y confiable administración, para que con sentido humanista y honestidad, sean donados exclusivamente a personas físicas enfermas y de escasos recursos económicos.

Santiago de los Caballeros,

8 de febrero de 2022.

Fuentes de citas

1 Parte de mi vida, para mis hijos, nietas y nietos. Página 32. 2 Idem página 36-37 3 Idem página 60 4 Idem página 42 5 Libro Carmen, cáncer y lucha. Página 33.