Los sustitutos del negocio

noemí herrera

Desde mi Óptica

Por Noemi Herrera

En los últimos años se ha puesto de moda el aunar esfuerzos interinstitucionales para luchar contra el flagelo del narcotráfico, actividad lucrativa que deja pingues beneficios para los que se involucran en este ilícito penal, que funciona como una especie de pulpo por los tentáculos con que opera y los diversos sectores que se involucran en él.

Para nadie es un secreto que este negocio creció tanto, que le fue despojado a los muchachos pobres de los barrios, quienes en principio eran los que se dedicaban a este mal oficio, como trampolín para salir de la pobreza ay cubrir sus necesidades básicas.

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El capo, o el “Tigre Ligao” como es conocido en el bajo mundo, se granjeaba la admiración de los muchachos de su barrio, porque sustituía al gobierno en su demarcación, comprando recetas a la vieja enferma, ¿arreglando casas y por qué no? hasta regalando teléfonos de alta gama a la chica bonita del sector, y en algunos casos comprando la caja de muerto del viejito de escasos recursos que y hasta poniendo a beber cerveza a los muchachos del callejón, ha encontrado sustituto.

Han encontrado sustituto, porque en los últimos años los alijos de sustancias controladas, han sido atrapadas en manos de policías y militares y hasta en las manos de los mismos agentes que laboran en las agencias antidrogas del país, sin que hasta el momento se pueda dar al traste de cómo esta actividad ilícita ha permeado los organismos sensitivas y de inteligencia del país, aquellos que están llamados a vigilar y sacar este flagelo de las calles.

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Un hecho trascendental ocurrido en febrero de este año, fue la Orden Ejecutiva 001802, emitida por el presidente Luis Abinader que eliminó la Dirección Central Antinarcótica, mejor conocida como la (Dican).

La DICAN se convirtió en piedra de escándalo dentro de la Policía Nacional, debido a que altos oficiales de ese cuerpo se vieron involucrados en el tráfico de drogas o en acciones de complicidad con narcotraficantes.

Al parecer con este accionar, algunos militares han encontrado un nicho para ganar pingues beneficios, sustituyendo a los muchachos de los barrios marginados, quienes antes eran los magnates de este negocio, al parecer quienes lo han sustituido se resisten a dejar que desparezca esta práctica donde ellos pasaron de ser perseguidores a perseguidos.