Aumentan los trastornos mentales en República Dominicana tras el COVID-19, advierte psiquiatra

Los trastornos mentales en la República Dominicana se han triplicado

Maxwell Reyes

Santiago.-El psiquiatra dominicano, doctor José Miguel Gómez, alertó que los trastornos mentales en la República Dominicana se han triplicado tras la pandemia de COVID-19.

En una entrevista concedida al programa “Telematutino 11”, el especialista destacó que la ansiedad, la depresión, los problemas de sueño, las adicciones y otros padecimientos psicológicos han incrementado de forma significativa, atribuyendo este aumento a factores como el confinamiento, el miedo al contagio, las pérdidas humanas sin la posibilidad de un duelo adecuado, el desempleo y las tensiones sociales.

Gómez también alertó sobre las adicciones a sustancias, el ciberespacio y las apuestas, subrayando la importancia de una atención integral de la salud mental y rechazando la legalización de la marihuana en el país.


El Dr. Gómez, considerado por muchos como un “psiquiatra social” por su interés en las dinámicas colectivas, señaló que antes de la pandemia ya existía un subregistro de problemas mentales. Sin embargo, el periodo de confinamiento, la incertidumbre, el temor a la enfermedad y la muerte de seres queridos agravaron notablemente el panorama. Según el experto, las estadísticas regionales demuestran que tras el COVID-19 las enfermedades y trastornos mentales se han multiplicado por tres, un fenómeno que la República Dominicana no ha escapado.

En la entrevista, realizada durante la época navideña —un momento que puede servir de reflexión sobre la salud mental, según el doctor—, Gómez explicó que la sociedad dominicana atraviesa una especie de “post pandemia psicosocial”.

Este periodo está marcado por un incremento en los trastornos de ansiedad, depresión y alteraciones del sueño, así como un aumento en adicciones diversas. Mencionó que los conflictos psicosociales también se han incrementado, lo que evidencia la fragilidad del tejido social tras la crisis sanitaria.

El impacto del confinamiento y el distanciamiento social


La pandemia obligó a la población a aislarse, privándose de la interacción directa con familiares, amigos y colegas. De acuerdo con el psiquiatra, el aislamiento es un factor clave para entender el deterioro de la salud mental. Las personas no solo enfrentaron el miedo a contagiarse, sino también la pérdida de seres queridos, a menudo sin la posibilidad de realizar velatorios o despedidas adecuadas, generando duelos incompletos y traumáticos.

Asimismo, el especialista destacó que la repentina modalidad de trabajo desde casa, la pérdida de empleos y la quiebra de negocios pequeños sumaron una presión adicional. Sin la experiencia previa de lidiar con estos cambios, muchas personas se encontraron desorientadas y sobrecargadas. Según Gómez, las personas quedaron “desenfocadas” durante ese año, lo cual facilitó la aparición y el agravamiento de trastornos mentales.

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La soledad y sus efectos en la salud mental


Entre los factores que más preocupan al doctor Gómez se encuentra la soledad. Afirmó que esta no es saludable para el cerebro, un órgano eminentemente social que requiere del contacto humano para funcionar de manera óptima. Para el psiquiatra, la peor forma de soledad es la “soledad en compañía”, es decir, vivir con alguien sin lazos afectivos, sin comunicación o sentido de pertenencia.

Sin embargo, Gómez matizó que existe una “soledad productiva” o “oxigenante”, aquella elegida voluntariamente para leer, escribir, escuchar música, ejercitarse o desarrollar proyectos personales. Esta forma de soledad puede resultar beneficiosa, mientras que la soledad patológica, aquella que empuja a aislarse para consumir alcohol u otras sustancias, apostar en línea, volverse adicto a la tecnología o no tener ningún contacto social positivo, puede deteriorar significativamente la salud mental.

Adicciones post pandemia: del alcohol a la tecnología


El incremento en las adicciones es otro punto que preocupa al Dr. Gómez. Afirmó que los bebedores problemáticos han aumentado, definiendo a estas personas como aquellas que, al consumir alcohol, alteran su comportamiento, se vuelven agresivas, violentas o desarrollan celos patológicos. Además, señaló un aumento en la ludopatía (adicción al juego), las compras compulsivas, las adicciones al sexo y, muy significativamente, al ciberespacio.

Los niños y adolescentes son un grupo especialmente vulnerable en este escenario. Gómez mencionó que la adicción a juegos en línea y dispositivos móviles está causando fracaso escolar y problemas educativos. Advirtió a los padres que no deben ceder a la tentación de mantener a los niños “tranquilos” entregándoles una tableta o un celular constantemente, ya que el aislamiento frente a una pantalla puede generar una dependencia muy difícil de revertir. En términos generales, el psiquiatra observa que este aumento de las conductas adictivas, sumado a las tensiones sociales, se ha convertido en un serio reto de salud pública.

La legalización de la marihuana: un rotundo no


El Dr. Gómez se manifestó contrario a la legalización de la marihuana en la República Dominicana. Aclaró que la despenalización es diferente a la legalización. En su opinión, despenalizar consiste en considerar al adicto como un enfermo que necesita rehabilitación, no un delincuente, permitiendo su ingreso a programas de desintoxicación y reinserción social. Sin embargo, legalizar la marihuana, como ocurre en algunos estados de Estados Unidos, podría llevar a que su consumo se normalice en las calles, generando graves consecuencias para la salud mental colectiva.

El psiquiatra advirtió que el cerebro es un órgano altamente vulnerable a las sustancias psicoactivas. La marihuana puede alterar los niveles de dopamina y, dependiendo de la dosis, generar delirios, alucinaciones y cambios de comportamiento. Además, con el tiempo, produce lo que él denominó “síndrome amotivacional”, es decir, la persona se vuelve apática, pierde interés en sus actividades, se vuelve irresponsable y fantasiosa. Esta falta de competitividad y productividad afecta el rendimiento académico, laboral y social, lesionando la estructura familiar y comunitaria.

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Gómez insistió en que las drogas son “enfermedades del cerebro” que requieren atención sanitaria, no castigo carcelario. Sin embargo, alertó que la legalización sin controles sería peligrosa para un país como la República Dominicana, que no está preparado para enfrentar las consecuencias devastadoras de un consumo libre de sustancias psicoactivas. Señaló que Estados Unidos ya empieza a enfrentar problemas importantes tras la normalización de ciertas drogas, y que el fentanilo, por ejemplo, está ocasionando estragos sociales y mentales de gran magnitud.

Otras drogas y su impacto en la conducta violenta


La cocaína, una droga estimulante, fue otro punto mencionado por el doctor. Esta sustancia altera la dopamina del cerebro, provocando euforia, desinhibición y un sentimiento inicial de poder y agilidad. Sin embargo, la tolerancia se desarrolla con rapidez, obligando al consumidor a incrementar las dosis y provocando daños en el tabique nasal (cuando se inhala), así como paranoia, irritabilidad y violencia.

La relación entre consumo de drogas y delincuencia es clara, según Gómez. Actos de vandalismo, pandillerismo, asaltos violentos y secuestros suelen estar asociados al consumo de estupefacientes. La alteración de la conducta por el uso de estas sustancias lleva a tomar decisiones impulsivas, a perder el sentido de la proporción ante un robo, llegando incluso a asesinar sin remordimientos. Estas correlaciones confirman la necesidad de políticas de prevención, detección temprana y tratamiento adecuado.

El fentanilo, droga sintética mucho más potente, también fue citado como un grave peligro. Su consumo deja a las personas en un estado de lentitud motriz y cognitiva extremas, con usuarios casi inmóviles, desconectados del entorno y completamente dependientes. Aunque se ha negado su presencia masiva en el país, el psiquiatra advirtió que su llegada, en caso de no ser frenada, agravaría la crisis de salud mental y adicciones.

Cuidar la salud mental tras los 60 años


En otro punto de la entrevista, Gómez abordó la necesidad de mantener un cerebro activo tras la jubilación o al llegar a la tercera edad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vejez inicia alrededor de los 60 años, lo que ha generado ciertas molestias en quienes se sienten aún productivos. Para el especialista, mantener una vida rica después de esa edad implica leer, conversar, enriquecer el lenguaje, viajar, conocer nuevos lugares y sorprender continuamente al cerebro para mantenerlo en forma.

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La idea, explicó, es evitar caer en la rutina rígida, en la pasividad y el aislamiento. Viajar, ya sea dentro del país o al extranjero, visitar a los amigos de la infancia, comprometerse con nuevas actividades y salir de la zona de confort ayudan a mantener la plasticidad cerebral. La clave es entender que el cerebro se puede ejercitar igual que los músculos, y que el sedentarismo mental lleva a la atrofia de determinadas áreas.

Reflexiones políticas y la psique colectiva


Más allá de la salud mental individual, el Dr. Gómez compartió reflexiones sobre la psique colectiva de la República Dominicana, marcada por el peso histórico de las dictaduras y la figura del “jefe”. Aunque la democracia dominicana ha avanzado, el especialista sostiene que vestigios del autoritarismo permanecen en la mentalidad social.

Comentó el caso del actual presidente, Luis Abinader, a quien considera un fenómeno no estudiado en profundidad. Abinader llega al poder sin las características típicas del político autoritario, y su gestión podría marcar un nuevo rumbo hacia las reformas necesarias en el país, una senda que, según Gómez, no fue aprovechada por gobiernos anteriores de tendencia más progresista. Estas opiniones, explica, parten de un análisis psicosocial de la historia dominicana, más que de un alineamiento político, y resaltan la importancia de líderes que comprendan la relevancia de las transformaciones sociales en el bienestar mental del pueblo.


El mensaje del Dr. José Miguel Gómez es contundente: la salud mental se ha convertido en un reto urgente tras la pandemia. La República Dominicana debe enfrentar el incremento de trastornos psicológicos y psiquiátricos con estrategias integrales que van desde la prevención, la detección temprana y el tratamiento de adicciones, hasta la mejora del entorno social, laboral y familiar.

La entrevista con Gómez sirve de recordatorio de que el cerebro y la psique humana no operan en el vacío. Son profundamente influenciados por el contexto social, económico y político. Los efectos del aislamiento, el miedo y la falta de contacto humano prolongado durante el COVID-19 dejan una marca profunda en una población que necesita atención y cuidado.

Apostar por la salud mental implica entender el cerebro como un órgano social que requiere interacción, apoyo, diversidad de experiencias y oportunidades de crecimiento. Del mismo modo, demanda políticas sensatas en materia de adicciones y una visión clara del impacto que las decisiones políticas, económicas y culturales tienen en la calidad de vida de las personas. Por ello, la reflexión del Dr. Gómez no solo queda en el plano clínico, sino que se proyecta hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, empática y resiliente.

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