Santiago bajo tierra: Descubrimientos

Por Edwin Espinal Hernández/Foto Miguel Rojas

El proceso de evaluación y documentación arqueológica realizado por el arqueólogo Francisco Coste, de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental y de la Comisión Consultiva de Arqueología del ministerio de Cultura, y el  arquitecto Juan Isidro Tineo, investigador y colaborador de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental y el Museo del Hombre Dominicano, en la zanja abierta en la calle Benito Monción, entre las calles Restauración e Independencia, en Santiago, a propósito de las excavaciones masivas que se realizan en esa calle para la construcción de un túnel o corredor subterráneo de servicios públicos, particularmente, de cableado eléctrico, telefónico y fibra óptica (data, internet etc.), ha resultado en interesantes hallazgos.

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En primer lugar, descartó que se tratase de un contexto colonial  o un pozo séptico y confirmó que la estructura encontrada en la cara este de la zanja corresponde a un desagüe, lo que avala nuestra hipótesis de que pudo formar parte de los desagües construidos por el ayuntamiento al filo del siglo XIX para recoger las aguas de las calles y preservarlas de la erosión y, más específicamente, de la alcantarilla construida en el primer lustro del siglo XX sobre la calle Benito Monción para llevar las aguas desde la calle Restauración hasta una quebrada al final de la vía.

Santiago bajo tierra: Descubrimientos
Foto Miguel Rojas

En segundo lugar, remite a los cambios sufridos en el área. Capas de tierra de relleno y de basura llevan a concluir que el terreno fue accidentado en algún momento y que fue un punto marginal para el depósito de desechos sólidos, lo que testimonia Pedro R. Batista en su obra “Santiago a principios de siglo”, al referir el basurero que existía al final de la calle a comienzos del siglo XX.

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De otro lado, la zona bajo investigación, como muestra el plano de la ciudad de 1892 de Federico Llinás Andreu y Federico Llinás Santamaría, formó parte del firme del fuerte Patria, rebajado y cortado a pico y pala en 1902 para prolongar la calle Independencia hacia el oeste, sobre La Joya.

Los vestigios que se han encontrado reflejan una humilde cotidianidad y evocan con elocuencia una época del pasado de la ciudad.

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