Una necesaria respuesta pública

Una necesaria respuesta pública

Una necesaria respuesta públicaA mi juicio, existen variadas formas de buscar mediatizar o intentar provocar la cancelación de un periodista. Enviarle una carta al director del periódico donde ese periodista labora, a sabiendas de que la misma contiene datos inexactos y mentiras, es una de ellas.

La introducción viene al caso porque el martes 8 de este mes de mayo, el locutor Grey Núñez, en su condición de director de prensa de la Alcaldía de Santiago, envió una correspondencia a Bolívar Díaz Gómez director del vespertino El Nacional, de cuyo medio soy coordinador en la zona norte del país, con sede en Santiago.

En la misiva de marras el locutor Núñez hace referencia a una información publicada ese día con mi firma, y donde me hice eco de lo dado a conocer por el concejal Juan Carlos Liz cuando, al comparecer al programa de televisión “El Cafecito”, informó que el cabildo iba a destinar cerca de dos millones de pesos, que serían distribuidos entre los 41 ediles, para comprar regalos que beneficiarían a las madres.

A pesar de que en la noticia expuse todos esos detalles, en la carta que el locutor Núñez remitió al director de El Nacional precisa que esos datos “supuestamente” los dio a conocer un regidor.

El término “supuestamente” para mi es capcioso y perverso, porque significa que no hay seguridad de que el concejal Liz lo dijo, al tiempo que deja abierta la posibilidad de que me los inventé. Pero resulta que tanto él como Abel tienen posesión de dicho vídeo.

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En otro párrafo dice que yo debí recabar datos oficiales en el cabildo sobre esa información, entiendo que para verificar o no su autenticidad. Pero no lo hice por dos razones:

1.- La información la ofreció públicamente un regidor, de manera libre y voluntaria.

2.- ¿A quién iba a consultar para que me negaran o confirmaran dicha información? ¿Al locutor Núñez? Bueno, en mi caso no recuerdo haber tenido suerte cuando lo he contactado para que hable sobre algo referente al cabildo.

La vez más reciente que lo llamé para confirmar una noticia no oficial fue horas antes de juramentar a Alexis Moscat como responsable de los bomberos.

Lo llamé para preguntarle si era verdad lo de esa designación, asegurándole que no diría quién me ofreció el dato y su respuesta fue que, aunque iba a ser el maestro de ceremonias del acto, ignoraba ese detalle. De algo tan simple y rutinario absolutamente nada sabía.

Para saber si era o no verdad lo dicho por el regidor Liz tampoco intenté preguntarle al alcalde Abel porque no tenía garantía de que él reaccionara porque, en fecha 8 de marzo, a las 9:12 de la mañana, a propósito del reclamo de los concejales para que autorizara el aumento de sus sueldos, le envié el siguiente mensaje por WhatsApp:

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“Buen día. El Nacional desea saber la posición del alcalde de Santiago, sobre el pedido de los concejales para que se haga efectivo el aumento de sus salarios. Gracias”.

Aunque muchos sabemos que en materia de actualización y conexión con las redes sociales Abel es un hombre 24-7, todavía hoy, 62 días después, espero su respuesta. Por suerte que la espero sentado y no parado, como forma práctica de evitar que me dé “cañera”.

La Alcaldía estaba en su perfecto derecho de negar la veracidad de la noticia relacionada con lo declarado por el concejal Liz, pero ignorar la existencia de la fuente y hasta advertir el alcalde que podía hablar sobre dicha publicación con uno de los hijos del dueño del periódico, es lo que más se parece a una inaceptable actitud en mi contra, a lo que en lo absoluto le temo después de 48 años y siete días de ejercicio periodístico.

En la carta el locutor Núñez asegura que me llamaron ayer desde la Alcaldía “insistentemente”, estimo que a lo mejor para solicitar derecho a réplica, pero que no pudieron comunicarse conmigo.

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¡Mentira, mucha mentira! Los que portamos celulares sabemos que los datos de llamadas fácilmente se pueden comprobar. Estoy en disposición de entregarle al locutor Núñez o al alcalde mi móvil para que envíen a chequearlo y verificarán lo que afirmo. Ojalá que ellos hagan lo mismo para demostrar que me llamaron. Espero que no sea pedirles demasiado.

Pero resulta que tampoco me enviaron la nota aclaratoria a mi correo electrónico (donde con mucha frecuencia recibo cosas que él me hace llegar) y tampoco a mi cuenta de WhatsApp, de la que también tiene conocimiento y que usa regularmente.

Obviamente que esa mentira la utilizó el locutor Núñez para justificar ante el director de El Nacional la razón por la que le envió la susodicha carta (porque supuestamente no me localizó para que se le hiciera la aclaración de la noticia).

Aunque ellos tienen la voz y la imagen del momento en que Liz tocó el tema, prefirieron darle la categoría de “supuestamente” y no mencionar al concejal en ninguna parte de la carta, aparentemente con el objetivo de buscar un doble-play: evitar enfrentarlo y pretender que me cancelen.

Ricardo Rodríguez Rosa

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